Cocinas y trenes
Cuando me pongo, soy buenísima en la cocina.
Hoy fue un día bastante movido en comparación con el resto de los que me paso aquí.
Por la mañana hice un montón de cosas, entre ellas cocinar (se me cae la baba cada vez que pienso lo rico que me quedó todo); y por la tarde quedé con alguien a quien no veía desde hacía bastante. Nos sigue uniendo algo muy raro.
De la que iba en tren fue todo muy no sé como. El frío de la estación tropezó de frente con otro tipo de frío, el del interior del tren. Estuvimos parados durante diez maravillosos e interminables minutos y la música en mis oídos no paraba de sonar. Alguien sentado en frente de mí no me dejaba apartar los ojos de su asiento, por lo que en más de una ocasión fui descubierta tratando de leer sus pensamientos. Arrancamos.
Más tarde quedé con una amiga con la que por lo general no paro de reírme. Estuvimos comiendo donuts (varios) y hablando de todo un poco.
Así se me ha pasado el día entero. Que bueno todo. Que post tan raro.
Hoy fue un día bastante movido en comparación con el resto de los que me paso aquí.
Por la mañana hice un montón de cosas, entre ellas cocinar (se me cae la baba cada vez que pienso lo rico que me quedó todo); y por la tarde quedé con alguien a quien no veía desde hacía bastante. Nos sigue uniendo algo muy raro.
De la que iba en tren fue todo muy no sé como. El frío de la estación tropezó de frente con otro tipo de frío, el del interior del tren. Estuvimos parados durante diez maravillosos e interminables minutos y la música en mis oídos no paraba de sonar. Alguien sentado en frente de mí no me dejaba apartar los ojos de su asiento, por lo que en más de una ocasión fui descubierta tratando de leer sus pensamientos. Arrancamos.
Más tarde quedé con una amiga con la que por lo general no paro de reírme. Estuvimos comiendo donuts (varios) y hablando de todo un poco.
Así se me ha pasado el día entero. Que bueno todo. Que post tan raro.
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